EXORCISMO DEL PAPA
LEON XIII:
En el Nombre de
Jesucristo nuestro Dios y Señor,
con la intercesión
de la Inmaculada Virgen María,
Madre de Dios,
de San Miguel
Arcángel,
de los Santos
Apóstoles San Pedro y Pablo,
y de todos los
Santos
nos proponemos con
confianza
rechazar los
ataques y las acechanzas del demonio.
Levántese Dios y
sean disipados sus enemigos,
y huyan de su
Presencia los que le aborrecen.
Desvanézcanse como el humo,
Desvanézcanse como el humo,
como la cera se
derrite al fuego,
así perezcan los
pecadores a la vista de Dios.
He aquí la Cruz
del Señor +
¡huyan potestades
enemigas!
León de la tribu
de Judá, el vástago de David ha vencido.
Tu Misericordia
Señor, esté con nosotros
conforme a la
esperanza que en ti tenemos.
Te exorcizamos
espíritu inmundo quienquiera que seas,
potencia satánica,
invasión del enemigo infernal,
legión, reunión o
secta diabólica.
En el Nombre y por
la virtud de Jesucristo
(+ hacemos la Señal
de la Cruz)
En el Nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
en el Nombre y por
la virtud de Jesucristo nuestro Señor
(+ hacemos la
Señal de la Cruz),
arrancado y
arrojado seas de la Iglesia de Dios,
de las almas
creadas a imagen de Dios,
y rescatadas por
la Preciosa Sangre del Divino Cordero
(+ hacemos la
Señal de la Cruz).
No te atreverás en
adelante pérfida serpiente,
a engañar al
género humano
ni a perseguir a
la Iglesia de Dios,
ni a sacudir y
cribar como al trigo a los elegidos de Dios
(+hacemos la Señal
de la Cruz).
Te lo manda el
Dios Altísimo
(+hacemos la Señal
de la Cruz),
a quien en tu
grande orgullo pretendes hacerte semejante.
El, que quiere que
todos los hombres se salven
y lleguen al
conocimiento de la Verdad.
Te lo manda Dios
Padre (+hacemos la Señal de la Cruz),
Te lo manda Dios
Hijo (+hacemos la Señal de la Cruz),
Te lo manda Dios
Espíritu Santo
(+hacemos la Señal de la Cruz).
(+hacemos la Señal de la Cruz).
Te lo manda Cristo,
el Verbo Eterno de Dios
que se hizo
carne (+hacemos la Señal de la Cruz),
el cual, para la
salvación de nuestra raza
perdida por tu
envidia,
se humilló y se
hizo obediente hasta la muerte.
Ha establecido su
Iglesia sobre la piedra sólida,
y ha prometido que
las puertas del Infierno
no prevalecerán
jamás contra ella
queriendo
permanecer con ella
todos los días
hasta la consumación de los siglos.
Te lo manda la
Señal de la Santa Cruz,
te lo manda la
Poderosa Madre de Dios,
la Virgen María (+hacemos
la Señal de la Cruz),
la cual desde el
primer instante
su Inmaculada
Concepción aplastó con su humildad
tu orgullosa
cabeza.
Te lo manda la fe
de los Apóstoles
San Pedro y San
Pablo y de los demás Apóstoles
(+se hace la Señal
de la Cruz),
Te lo manda la
sangre de los Mártires
y la piadosa
intercesión de todos los Santos y Santas
(+hacemos la Señal
de la Cruz).
Por el Dios
Verdadero, (+hacemos la Señal de la Cruz).
Por el Dios
Santo (+hacemos la Señal de la Cruz).
Por el Dios que ha
amado tanto al mundo
que le ha dado su
único Hijo,
a fin de los que
crean en El no perezcan,
sino que tengan la
Vida Eterna.
Cesa de engañar a
la creaturas humanas
y de derramar en
ellas el veneno de la eterna condenación,
cesa de hacer daño
a la Iglesia
y de poner
obstáculos a la libertad
¡vete Satanás!,
inventor y maestro de todo engaño,
enemigo de la
Salvación de los hombres
¡cede su lugar a
Cristo!,
en quien no has
hallado ninguna de tus obras.
Cede su lugar a la
Iglesia,
Una, Santa,
Católica y Apostólica,
que nuestro Señor
Jesucristo adquirió a costa de su Sangre
¡humíllate bajo la Poderosa mano de
Dios!
Tiembla y huye a
la invocación hecha por nosotros
del Santo y
Terrible Nombre de Jesús
que hace temblar a
los Infiernos,
al cual obedecen
las Potestades y las Dominaciones,
y que los
Querubines y Serafines
alaban sin cesar
en sus conciertos diciendo:
¡Santo, Santo,
Santo es el Señor Dios de los Ejércitos!
Señor, escucha mi
Oración, (todos)...
“y llegue a ti
nuestro clamor”.
El Señor esté con
ustedes, ... “y con tu espíritu”.
ORACIÓN
Dios del Cielo,
Dios de la Tierra,
Dios de los Ángeles, Dios de los Arcángeles,
Dios de los
Patriarcas,
Dios de los Profetas,
Dios de los Apóstoles,
Dios de los Mártires,
Dios de los Confesores,
Dios de las Vírgenes.
Dios que puedes dar la vida
después de la muerte,
el descanso después del trabajo,
porque no hay otro Dios
sino tú,
Creador de todas las cosas visibles e invisibles,
cuyo reino no tendrá
fin.
Con humildad nos dirigimos a tu Soberana Majestad
rogándote te dignes
librarnos.
Amén.
De las acechanzas
del Demonio:
líbranos Señor.
Que te dignes
Señor conceder a tu Iglesia
la seguridad y la libertad para servirte:
te
rogamos Señor nos escuches.
Que te dignes
humillar
a los enemigos de la Santa Iglesia:
te rogamos Señor nos
escuches.
Amén
Se reza el Credo y se rocía con agua
bendita
el lugar en que se ha leído esta Oración.
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