"Amansa,
oh piadosa Madre,
las
olas de tristeza y de congoja
que
combaten mí corazón;
apaga
las llamas enemigas que me cercan;
embota
los dardos que manos crueles
vienen
arrojando contra mi alma,
amenazando
atravesarla y envenenarla
y
meter en ella la muerte.
Oh
alegría bienaventurada,
¡oh
paz, oh serenidad de los que te invocan!,
¡oh
escudo y fortaleza de tus fieles servidores!,
ven
y tiende tu mano sobre las llagas recibidas
y
sobre las angustias que me atormentan;
da
suavidad y paz a mi entendimiento,
para
que mi lengua engrandezca siempre
la
alteza de la merced recibida.
(Pedir ahora con inmensa fe y confianza en la Virgen,
lo que se necesita conseguir)
Devuélvenos
en lluvias de gracias
las
alabanzas que te dirigimos;
abre
ese manantial de gracias
que
por nosotros quiso encerrarse en ti
y
no vivamos ya entre noches,
incertidumbres
y temores;
a
ti seremos deudores de mercedes
que
jamás labios humanos
podrán
agradecer ni ponderar."
Amén. +
Rezar la Salve, tres Avemarías, Padrenuestro y Gloria.
Hacer la oración tres días seguidos.
Oración escrita por San Sofronio (siglo VII),
Patriarca de Jerusalén.
Oración escrita por San Sofronio (siglo VII),
Patriarca de Jerusalén.
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