¡Oh mi amado y buen Jesús!,
que hoy me veis llegar triste a vuestra plantas,
compadeceros de mi flaqueza,
y dad consuelo y alivio a mis penas.
Vos sois mi rey y mi dueño,
Vos el esposo de mi alma,
y el Salvador de mi vida,
y el Amigo que más me ama.
¿A qué otro, pues, recurrir pudiera con confianza
mi corazón indefenso
cuando inquietudes o pesares le asaltan?
Vos que en su fondo leéis y escucháis
como mi corazón por Vos clama,
¡Venid, Señor, en su auxilio!
¡ venid, Señor, sin tardanza!
No miréis la indignidad de mi alma,
que ha sido ingrata de vuestro amor infinito,
a las más sublimes gracias...
Ved sólo que hoy me arrepiento
de aquellas culpas pasadas,
y que en la Cruz vuestra Sangre
se vertió para lavarlas.
¡Perdón, pues, mi buen Jesús!
Perdón en esta hora amarga,
que os ofrezco con aquella Sangre, por mi derramada.
Rogadle, ¡Virgen María!
Rogadle, ¡santo Patriarca José!
y vos, ¡amable Ángel de mi guarda!
rogadle al Redentor tenga piedad de mis lágrimas,
y que en gloria de su nombre
cumplir quiera mi esperanza.
Pero ¡oh gran Dios!
si es decreto de vuestra justicia santa,
que yo sufra sin alivio las penas que me amenazan,
o las penas que me maltratan,
de mi vida disponed;
vuestra voluntad se haga;
¡y bendita siempre sea vuestra gloria soberana!
Amén. +
Pedir con gran fe y mucha esperanza
lo que se quiere conseguir.
Rezar siete Padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Hacer la oración y los rezos siete días seguidos.
que hoy me veis llegar triste a vuestra plantas,
compadeceros de mi flaqueza,
y dad consuelo y alivio a mis penas.
Vos sois mi rey y mi dueño,
Vos el esposo de mi alma,
y el Salvador de mi vida,
y el Amigo que más me ama.
¿A qué otro, pues, recurrir pudiera con confianza
mi corazón indefenso
cuando inquietudes o pesares le asaltan?
Vos que en su fondo leéis y escucháis
como mi corazón por Vos clama,
¡Venid, Señor, en su auxilio!
¡ venid, Señor, sin tardanza!
No miréis la indignidad de mi alma,
que ha sido ingrata de vuestro amor infinito,
a las más sublimes gracias...
Ved sólo que hoy me arrepiento
de aquellas culpas pasadas,
y que en la Cruz vuestra Sangre
se vertió para lavarlas.
¡Perdón, pues, mi buen Jesús!
Perdón en esta hora amarga,
que os ofrezco con aquella Sangre, por mi derramada.
Rogadle, ¡Virgen María!
Rogadle, ¡santo Patriarca José!
y vos, ¡amable Ángel de mi guarda!
rogadle al Redentor tenga piedad de mis lágrimas,
y que en gloria de su nombre
cumplir quiera mi esperanza.
Pero ¡oh gran Dios!
si es decreto de vuestra justicia santa,
que yo sufra sin alivio las penas que me amenazan,
o las penas que me maltratan,
de mi vida disponed;
vuestra voluntad se haga;
¡y bendita siempre sea vuestra gloria soberana!
Amén. +
Pedir con gran fe y mucha esperanza
lo que se quiere conseguir.
Rezar siete Padrenuestros, Avemaría y Gloria.
Hacer la oración y los rezos siete días seguidos.
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