Yo te santiguo
en el nombre del Padre
(se dice el nombre de la persona)
en el nombre del Padre
(se dice el nombre de la persona)
del Hijo (repetir el nombre),
y del Espíritu
Santo (repetir el nombre),
Amén. ¡Jesús!
Criatura de Dios:
a ti ....... yo te
corto el susto, el miedo,
ni con hierro, ni
martillo martillado,
porque no puede
ser cortado.
Yo te lo corto en
el nombre del Padre,
del Hijo y del
Espíritu Santo, Amén.
Jesús, Señor mío Jesucristo,
Jesús, Señor mío Jesucristo,
33 años anduviste
por el mundo,
y en muchos
refugios entraste
y muchos enfermos
curaste,
y a María
Magdalena perdonaste
y a San Lázaro
resucitaste
y en la Cruz por
nosotros expiraste,
y así como estas
palabras son ciertas y verdaderas,
haz bien de sacar
a esta criatura el susto,
el mal o disgusto
el mal o disgusto
que por los
nervios y venas del cuerpo corren.
Por los Ángeles
del cielo, y las misas del misal,
y las tres
palabras fuertes que el sacerdote dice en el altar,
que cualquier celo
del mal
que esta criatura
en su cuerpo tenga,
llévatelo a lo más
hondo del mar,
donde no crezca ni
permanezca,
donde no haga mal
ni a ti, ni a mí,
ni a ninguna
criatura nacida.
Jesús entro en
Belén y ningún mal se sintió,
así con estas
palabras susto, miedo,
mal de ojo o
disgusto, te curo yo.
¡Jesús!
Criatura de Dios ……
donde Jesús se
nombra,
todo mal se
asombra,
donde Jesús es
nombrado
todo mal y
quebranto se ha quitado,
donde Jesús se
nombró
todo mal y
quebranto se quito.
Se despide de ti el aojamiento y cualquier mal,
también lo despido de mí,
lo aparto con la
gracia de Dios,
de su Hijo Jesús
de su Hijo Jesús
y del Espíritu
Santo.
Así sea. +
Así sea. +
Rezar tres
Padrenuestros y Gloria.
Hacer la oración
tres días seguidos,
el primer día se
dice una vez, dos el segundo y tres el tercero.
Es conveniente hacer la oración delante de un crucifijo,
encender una vela blanca cada día,
santiguarse con agua bendita
y quemar incienso puro en grano (o mirra o sándalo),
pasándolo primero por la casa
y después por la persona afectada.
Es conveniente hacer la oración delante de un crucifijo,
encender una vela blanca cada día,
santiguarse con agua bendita
y quemar incienso puro en grano (o mirra o sándalo),
pasándolo primero por la casa
y después por la persona afectada.
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